Nuestra vocación contemplativa es el amor
Como los sarmientos unidos a la vid dan como fruto la uva, así la contemplativa unida a Cristo da como fruto el amor. Y esto solo se realiza en la Eucaristía ya que el único fin de la Eucaristía es hacernos Cuerpo y Sangre de Cristo. Y si somos Cristo somos Amor. Capaces de amar hasta dar la vida por nuestros hermanos.
La contemplativa Concepcionista tiene como carisma: celebrar, alabar y honrar a la Inmaculada Concepción de María, y se siente llamada a vivir la pureza, limpieza y virginidad en todas sus actitudes.
Con María, en María y desde María, la Concepcionista realiza su apostolado en la Iglesia , viviendo en una intimidad profunda con Cristo, en oración silenciosa y escondida que va fecundando a la Iglesia , a la vez que va dando testimonio de una vida escatológica a la que todos estamos llamados y que ya aquí en la tierra es posible vivirlo.
María del Carmen Luna
Muy profunda y bonita la reflexión sobre la dimensión eucarística de vuestro carisma. Alguna frase es para saborearla especialmente: "en actitudes de exquisita caridad fraterna hace posible la natividad de Jesús en cada corazón"... ¡Precioso y exigente!
ResponderEliminar¡Ánimo con el blog! Y gracias por las comunicaciones.
Esperanza y Evelina
Gracias por estar con nosotras.un fuerte y cariñoso abrazo de corazon.
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