sábado, 24 de septiembre de 2011

Os presento este nuevo blog


Hola, me llamo Conchi López. Soy religiosa discípula del Divino Maestro. Comienzo con una pregunta: ¿conoces a las monjas Concepcionistas Franciscanas? Seguramente en tu ciudad, o no muy lejos de ella, hay alguno de sus monasterios, pues ellas son muchas y son muy numerosas sus casas, organizadas actualmente en cuatro federaciones, en España y Portugal.
Su congregación se llama Orden de la Inmaculada Concepción, fundada en el siglo XV por Santa Beatriz de Silva, una noble portuguesa que, "allende venir de sangre real, era muy graciosa doncella y excedía a todas las demás de su tiempo en hermosura y gentileza", dice un escrito de la época. Y no debía de exagerar el que escribió tal cosa, pues la belleza de Beatriz provocó de tal modo los celos de la reina Isabel de Portugal que la encerró en un baúl durante tres días, sin comer ni beber... (¡cosas de mujeres!). Pues bien, esta bella mujer, después de las aventuras y desventuras de la corte, se retiró a un monasterio, se dio a la contemplación y fundó la Orden de la Inmaculada Concepción. Por cierto, que este año la Orden ha celebrado el V Centenario de la aprobación de su Regla. ¡Felicidades, hermanas!
Yo conocí a las Concepcionistas Franciscanas en Ciudad Real, a los catorce años. Su monasterio estaba frente a la antigua estación de autobuses que diariamente debía transitar para ir y venir de mi pueblo a la ciudad a cursar el bachillerato. Durante cuatro años, los ojos se me fueron tras aquellos muros. Miraba su iglesia y las ventanas del convento con gran atracción. Un día entré y estuve observando a una monja, vestida con un manto azul, a través de una reja. Incluso intercambié unas palabras de saludo con ella. Pero el contacto no fue más allá porque mis horarios no solían coincidir con los de apertura y cierre de su iglesia, abierta a los fieles. Tres años después, entré en una congregación cuyas hermanas llevaban (y en algunos lugares llevamos todavía) un amplio manto azul durante la hora y media de adoración diaria, en recuerdo de María. ¡Quién me iba a decir a mí que, pasados muchos años, iba a tener la alegría y el privilegio de acompañar a algunas de estas hermanas Concepcionistas Franciscanas en su formación bíblica! Ha sido una Providencia que me llegó de la mano de Dolores Aleixandre (¡gracias, Dolores!) y que se hizo posible gracias a la acogida cariñosa de las Concepcionistas.
El proceso de formación bíblica ha abarcado un trienio (2009-2011), con un curso anual de cinco días intensivos de acercamiento a la Palabra. Tres años en los que he recibido mucho más de lo que he compartido, y en los que su deseo de conocer y amar más la Palabra ha estimulado y animado mi propia búsqueda, estudio y oración. El encuentro con ellas me ha ayudado a querer ser mejor: mejor persona, mejor contemplativa, mejor conocedora de la Biblia, mejor comunicadora... ¡porque ellas son mujeres extraordinarias!
Fruto "práctico" de este "trienio bíblico" es este blog, que lleva el hermoso título "Al calor de la Palabra". Al calor de la lectura, la meditación, la oración y la contemplación, hermanas Concepcionistas pertenecientes a diversas comunidades compartirán aquí su experiencia del Dios de Jesús.
Que sus palabras y la Palabra hagan arder nuestro corazón y ponernos en camino hacia el Dios de la Vida.

3 comentarios:

  1. Me he alegrado de ver este nuevoi blog de mis hermanas concepcionistas franciscanas, estoy encantada de haber concido a Santa Beatriz y su carisma.
    Isabel Mª, Postulante OIC

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  2. GRACIAS HERMANAS POR VUESTRO COMPARTIR

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